jueves, 1 de julio de 2010


Herbert Marcuse
Biografía:

Nació en Berlín, sirvió como soldado en la primera Guerra Mundial y participó posteriormente en la revolución socialista que fue aplastada por las fuerzas de la República de Weimar.
Después de completar sus estudios en la Universidad de Friburgo de Brisgovia en 1922, regresó a Berlín, donde trabajó como vendedor de libros. Regresó a Friburgo en 1929 para escribir una «habilitación» (disertación postdoctoral para obtener el grado académico de profesor) con Martin Heidegger.
En 1933, debido a que no le sería permitido por ser judío completar su proyecto bajo el régimen nazi, Marcuse empezó a trabajar en el Instituto de Investigación Social en Frankfurt del Meno y, junto con Max Horkheimer y Theodor Adorno, se convirtió en uno de los más destacados teóricos de la Escuela de Frankfurt.
Emigró de Alemania ese mismo año, yendo primero a Suiza y luego a los Estados Unidos, donde obtuvo la ciudadanía en 1940. Durante la Segunda Guerra Mundial trabajó para la Oficina de Servicios Estratégicos de los Estados Unidos (US Office of Strategic Services), precursora de la CIA, analizando informes de estrategia sobre Alemania (1942, 1945, 1951).
Carrera:
En 1952 inició una carrera magisterial como teórico político, primero en la Universidad de Columbia y en Harvard, luego en la Universidad de Brendeis desde 1958 hasta 1965, donde fue profesor de filosofía y política, y finalmente (ya jubilado), en la Universidad de California, San Diego. Trabajar como profesor en esta universidad le permitió introducirse en los debates sociopolíticos de la década de los sesenta, en los que se llegó a hablar de las 3M: Marx, Mao y Marcuse. Fue amigo y colaborador del sociólogo e historiador Barrington Moore Jr. y del filósofo político Robert Paul Wolff. En la época después de la guerra, fue el miembro más políticamente explícito e izquierdista de la Escuela de Frankfurt, debido a su dedicación a aplicar políticas de emancipación, como la liberación de la mujer o las ideologías juveniles a la primera Teoría Crítica (empieza a ser consciente de las principales limitaciones prácticas de la primera escuela de Frankfurt, y de la necesidad de perfilar las tesis sobre cultura y sociedad); esto, aún identificándose a sí mismo como marxista, socialista y hegeliano. Fue además un gran aporte teórico para la creación del movimiento Hippie.
Marcuse murió el 26 de julio del año 1979, después de haber sufrido una apoplejía durante una visita a Alemania. El teórico Jürgen Habermas, de la segunda generación de la Escuela de Frankfurt, cuidó de él durante sus últimos días.
Propuesta Teórica y política:
Marcuse muestra un análisis muy profundo y duro en cuanto a los procesos de cambio, a pesar de eso el reconoce "la posibilidad de alternativas" y los diferentes caminos y sobre todo la tarea de la filosofía en este aspecto. Una nota al pie muy curiosa de su libro "el hombre unidimensional" dice: “Todavía existe el legendario héroe revolucionario que puede derrotar incluso a la televisión y a la prensa: su mundo es el de los países ‘subdesarrollados’” (Hebert Marcuse, “El hombre unidimensional”, pág 101, nota 14). Pero la pretensión de hacer posible el distanciamiento a través del arte para evitar la dominación, muestra claramente un problema que impide utilizarlo como medio de evasión. Según Marcuse, el arte es capaz de sacarnos de la vida diaria, nos hace ver la realidad de otra forma porque nos coloca en otra posición. Sin embargo, el arte está distanciado, pero no separado de la realidad porque está mercantilizado, por lo tanto, no se puede utilizar como medio de evasión porque está bajo el control de la clase dominante, como el resto de los ámbitos de la sociedad.
En diferentes pasajes se evidencia su idealismo que luego se traduce a su militancia política. Esta contradicción es reconocida por Marcuse, quien vivió en una eterna disputa teórica acerca de la interrogante fundamental de si la sociedad tenía la posibilidad o no de cambiar desde adentro y por tanto de trascender el statu quo. Está clara la existencia de esperanza en su pensamiento, aunque el análisis de la realidad y los acontecimientos se contrapongan a este tema. Para ilustrar esta contradicción, en sus conclusiones sobre el "hombre unidimensional" Marcuse cita al final una frase de Walter Benjamin que dice lo siguiente: "Sólo gracias a aquellos sin esperanza nos es dada la esperanza" (Hebert Marcuse, “El hombre unidimensional”, pág 286)
Problema Psicológico, problema político:
En la era presente, dice Marcuse, se han invalidado las fronteras entre la psicología por un lado y la filosofía social y política por el otro, gracias a la condición actual del hombre. Por eso en Eros y civilización hace uso de categorías psicológicas, ya que antes los procesos psíquicos, antiguamente autónomos e identificables ahora están siendo absorbidos por la función del individuo en el estado, por su existencia pública. Por lo mismo los problemas psicológicos se transforman en problemas políticos: el desorden privado refleja más directamente que antes el desorden de la totalidad, y la curación del desorden personal depende más directamente que antes de la curación del desorden general. La psicología puede ser elaborada y practicada entonces como una disciplina especial tan sólo en tanto la psique pueda mantenerse a sí misma contra el poder público, en tanto la vida sea realmente deseada y construida por sí misma, y afirma Marcuse, que si el individuo no tiene ni la habilidad ni la posibilidad de ser para sí mismo, los términos de la psicología llegan a ser los términos de las fuerzas sociales que definen la psique.
Obra:
• Acerca de los fundamentos filosoficos del concepto científico-económico del trabajo (1933)
• The Struggle Against Liberalism in the Totalitarian View of the State (1934)
• Razón y revolución (1941)
• Eros y Civilización (1955)
• El marxismo soviético (1958)
• El hombre unidimensional (1964)
• Tolerancia represiva (1965)
• El final de la Utopía (1968)
• La sociedad industrial y el Marxismo (1968)
• Un ensayo sobre la liberación (1969)
• Psicoanálisis y política (1969)
• Cultura y Sociedad (1970)
• Ética de la Revolución (1970)
• La Sociedad Opresora (1972)
• The Aesthetic Dimension (1978)
• La agresividad en la sociedad industrial avanzada. Y Otros Ensayos (1979)
• Introducción a la terminologia financiera (1988)
• Protosocialism and Latecapitalism. Toward a theoretical synthesis Based on Bahro's Analysis
• Perspectivas sobre comunicación y sociedad (2003)
• Acerca del carácter afirmativo de la cultura (1967)1
Hombre unidimensional
Es una obra de Herbert Marcuse publicada por primera vez en 1964. Este autor enmarca su ensayo en lo que conocemos como Teoría Crítica, una corriente vinculada con un compromiso social emancipatorio de las estructuras establecidas en la sociedad moderna. Se trata de un análisis del mundo occidental que, según el autor, esconde rasgos totalitarios bajo su apariencia democrática. Ofrece al lector una crítica de dos formas represoras en la época de la Guerra Fría, tanto el capitalismo occidental como el modelo soviético de comunismo. Para ello Marcuse argumenta que la sociedad industrial avanzada crea falsas necesidades, las cuales integrarían al individuo en el existente sistema de producción y consumo, focalizado a través de los medios de comunicación masiva, la publicidad y el sistema industrial. Este sistema daría lugar, según el autor, a un universo unidimensional, con sujetos con "encefalograma plano", donde no existe la posibilidad de crítica social u oposición a lo establecido.
Marcuse también analiza la integración de la clase trabajadora en la sociedad capitalista y las nuevas formas de estabilización. Todo esto, cuestionando los postulados marxistas del protelariado revolucionario y la inevitabilidad de la crisis capitalista. La conclusión de Marcuse es que el sujeto revolucionario no puede estar constituido ni por el subproletariado urbano ni por los intelectuales La solución, según el autor, es "despertar y organizar la solidaridad en tanto que necesidad biológica para mantenerse unidos contra la brutalidad y la explotación humanas". El hombre unidimensional está considerado por muchos intelectuales el libro más subversivo del siglo XX, lo que le originó críticas por parte de los marxistas ortodoxos y los académicos de varios comités políticos y teóricos. A pesar de este pesimismo, la obra tuvo una gran influencia en la Nueva Izquierda, ya que articuló su creciente desafección con las sociedades capitalistas y comunistas soviéticas.

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